La verdad, para el psicoanálisis, tiene el fundamento de la palabra. En este sentido, la verdad es extraña ya que el acceso es tangencial e indirecto. La verdad, de alguna manera, implica un valor ficcional y siempre accedemos a ella parcialmente y por caminos indirectos.
La verdad nunca es la verdad. Eso tal vez sea uno de los aportes más importantes del psicoanálisis a la humanidad. Y la verdad tiene muchas versiones.
Esto queda claro en el documental Amy, una película documental británica de 2015 sobre la vida y la muerte de la cantante y compositora británica Amy Winehouse dirigida por el cineasta Asif Kapadia. La película trata sobre la vida de Winehouse y su lucha contra el abuso de sustancias, tanto antes como después de que su carrera floreciera, y que finalmente causó su muerte. La “verdad” que aparece en este film, fue cuestionada fuertemente por la familia de la cantante que argumenta que el contenido es «engañoso».
¿Cómo una mujer tan joven y con ese potencial puede morir de una forma tan absurda?
Quizás no sea morir exactamente la palabra, sino dejarse morir. Los forenses hallaron 416 miligramos de alcohol por cada decilitro de sangre de la artista, un nivel que supera con creces el considerado letal. Murió a los 27 años como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Kurt Kobain y Jim Morrison.